domingo, 11 de julio de 2010

¿Sufrir, por qué, hasta cuándo?


El Hombre, la persona humana, es el único ser de toda la naturaleza que además de sufrir, puede darse cuenta de que está sufriendo.

Es más, puede incluso sufrir psicológicamente, antes de empezar a sufrir físicamente.

Esta capacidad de autoconsciencia le hace sufrir de una manera mucho mayor e intensa que cualquier criatura.

Y eso nos lleva a preguntarnos ¿merece la pena sufrir? En buena lógica, sufrir por sufrir no tiene mucho sentido, racionalmente hablando. Pero cuando no tienes más remedio que padecer: una operación, una enfermedad...¿dónde está el límite de tal sufrimiento? Parece lógico pensar, que mientras sea un sufrimiento temporal, y uno tenga una esperanza de un futuro mejor, lo racional, lo humano, indica que debe aceptase ese sufrimiento.

Pero cuando no hay esperanza de que dichos padecimientos vayan a finalizar, e incluso uno no tenga un porqué para aguantar dicho sufrimiento, ¿Qué cabe hacer? ¿Cuál es la conducta más adecuada para el ser humano?

Victor Frankl, autor del libro cuyo extracto presento, vivió junto con muchos más prisioneros de los campos de concentración, esta tremenda situación. Llama la atención sus razonamientos, en tales extremos.



El libro es un relato autobiográfico de las experiencias vividas por el eminente psiquiatra Victor Frankl, durante tres años en los campos de concentración de Austwich, Dachau y otros.
El autor intenta analizar psicológicamente la conducta de los prisioneros, privados absolutamente de todo. Hambre extrema, frío glacial, golpes, brutalidad, muerte a su alrededor. Intenta explicar el progresivo desmoronamiento físico y sobre todo psíquico al que se ve sometido en esas circusnstancias el prisionero. Cómo va gradualmente perdiendo toda esperanza, hasta llegar en algunos casos a la desesperanza absoluta, que en esas circunstancias lleva inexorablemente a la muerte.

Victor Frankl se pregunta por la capacidad del hombre para sufrir. Por el sentido mismo del sufrimiento en circunstancias como esas. Preguntas que hoy, en una sociedad hedonista como la que vivimos, debiéramos realizarnos.

Podemos afirmar, citando a Nietzche , que la mayoría de la gente es capaz de aguantar casi todo, si tiene para ello un porqué.

Así con respecto al sentido del sufrimiento, afirma que no debemos de preguntarnos qué esperamos de la vida, si no qué es lo que la vida espera de nosotros. En ese sentido, la familia, el trabajo, o incluso llevar el mismo sufrimiento que le toca a uno, es algo digno de ser vivido; pues el sufrimiento de una persona es algo que de hecho la individualiza.

Interesante lectura. El autor explica sus análisis con anécdotas personales vividas, sufridas habría que decir, en su propia carne y espíritu. Lo hace sin rencor, sin odio, e incluso sin el morbo que estas situaciones a veces despiertan.

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